viernes, 6 de marzo de 2009

LA SUEGRA


Ahora es la moda decir: yo con mi suegra me llevo bárbaro. Cuando la institución suegra, después de las madrastras cotizan bajo, muy bajo en bolsa (sutil relación con el hombre de la bolsa). Todos los que nos hemos casado hemos tenido o tenemos suegra, en mi caso que me casé dos veces he tenido dos suegras, lo que me coloca en el cuadro (ustedes pongan el adjetivo que quieran, no me va a ofender). Y puedo decir que no me llevé nunca bien con ninguna de las dos, una ya ha desaparecido de mi memoria, la otra todavía la estoy sufriendo.

Tengo algunas anécdotas, malas, difícil de digerir, pero tengo algunas que son muy graciosas, para los otros, porque yo me mordí la lengua más de una vez. Ella como buena descendiente de alemanes tiene predilección por la cerveza, y es su gusto tomarse una latita por día sobre todo en las tardecitas frente a su parque. Todas las semanas pedía que le fuéramos a buscar el pack de las seis latitas. Yo que soy un tipo sagaz y rápido para esto de el pragmatismo tomé, yo solito, la iniciativa de comprar dos pack de las latitas, o sea 12, y se las llevé muy orgulloso de mi astucia. No saben lo que se enojó, lo mal que se puso, me devolvió el de seis y me dijo que no lo quería, que ella me había pedido 6. Una semana después me pidió si le podía comprar seis más. Fue el fin de las compras de cerveza.

Lo otro que ella se regozijaba en hacerme sentir mal, era que cada domingo nos juntábamos todos alrededor de la mesa (no digo como los Campanelli), pero era divertido, preparar la comida y después charlar sobre distintos temas. Ella es una persona culta, muy lectora y preparada y yo soy historiador, así que cada tanto, muy seguido para mi gusto, salía un tema que rozaba la historia, a veces muy antigua, otras mas contemporánea, y siempre caíamos en una meseta en que no nos poníamos de acuerdo, además que cuando yo creía que estaba equivocada en algún dato,fecha o concepto la corregía. El domingo siguiente ella con la prueba en la mano(enciclopedia) me retrucaba, que yo me acuerde nunca fue el retruque la exacta diferencia del domingo anterior, pero bueno, la educación, la hija que vendría a ser mi esposa y el respeto por no desautorizarla me llevaban a morderme la lengua. Nunca más hablé en la mesa.

Historias como estas tengo varias, pero no vale la pena, lo que si interesa es que las suegras son una institución en transición. De ser malos bichos, hoy son una necesidad, porque son abuelas y deben cuidar los nietos cuando los hijos salen al cine, van a una fiesta o van a un recital. Si ya se hay muchas que no cumplen esa función, pero la moda de hoy es que con mi suegra me llevo bárbaro,mejor que con mi vieja.O acaso alguno de ustedes ha visto hoy en día una madrastra como la de Cenicienta.

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